A pesar de su carácter corporativo, necesitaban un diseño editorial más diferenciador sin que supusiera una renuncia al tono propio de su branding: minimalista, sencillo, sereno y conciso.
Así, nació un concepto texturizado, con el uso de texturas análogas en línea estética pero de características opuestas entre sí, para poner en valor la singularidad de cada producto, donde cada menú tendría unas cualidades y una esencia diferentes que se traducirán en nuevas y reveladoras sensaciones para el cliente o usuario. Un carácter único para cada producto.
Nacieron las formas y texturas sacadas del mundo real, naturaleza y arquitectura aplicadas a un diseño de estas características, que nos daban ese plus de creatividad que exigía el cliente para un trabajo con mucha esencia.